Una ciudad. Un misterioso atacante. Muchos testimonios. ¿Podrás vos resolver quien se esconde detrás de la máscara del gato? Acompañanos en una experiencia que pondrá a prueba tus sentidos.
A mediados de los años ‘80 la ciudad de La Plata atraviesa un oscuro período marcando a la comunidad, que es aterrorizada por un individuo que marcó para siempre el imaginario nocturno de una generación. Se trata de El Hombre Gato.
Corría Agosto de 1984 cuando las noticias relacionadas a ataques imprevistos comenzaban a hacerse eco en los periódicos de la zona. Estos episodios de violencia tenían la particularidad de estar caracterizados por la presencia de un personaje sombrío y misterioso cuya identidad desconocida era solamente referenciada por los arañazos a los cuerpos de sus víctimas, junto a los atemorizantes maullidos de una especie de “gato humano” que asustaba a grandes y chicos desde la oscuridad y el anonimato.
Cuenta la historia que su primera víctima fue una joven menor de edad quien se encontró al atacante disfrazado de gato, maullando y portando garras en sus guantes negros dentro de su habitación. Días después de este hecho inicial un joven es emboscado por un hombre que se corresponde con la misma caracterización: máscara negra, disfraz de gato, garras metálicas en los guantes y una expresión de maullido aterrorizante que exclama mientras golpea fuertemente a esta persona de 23 años, quien es asistida por la policía horas más tardes.
Comienzan a elaborarse distintas teorías respecto de este delincuente, que no roba a sus víctimas y ya tampoco las ataca sexualmente: solo las golpea y araña para luego huir. A la siempre presente máscara negra y guantes con púas se le suman sus botas oscuras que son identificadas por distintos testigos.
La notoriedad social de sus encuentros nocturnos comienza a generar ataques más sofisticados y cierta necesidad de hacerse notar por los vecinos. Arañazos en las puertas de algunas casas comienzan a aparecer durante la noche. La Policía parece ser solo un elemento lúdico más para el Hombre Gato, que los contacta telefónicamente y corta luego de identificarse como el perpetrador de varios de los hechos que aparecen en las noticias. ¿El número telefónico de origen? Falsificado de manera misteriosa.
Las denuncias no se hacían esperar y cada vez llegaban más llamados de vecinos que aseguraban ver a un hombre disfrazado maullando por las noches en las inmediaciones de plazas y espacios públicos platenses.
Ante la gran exposición pública los medios televisivos como CRÓNICA TV comienzan a dar seguimiento a la historia de El Hombre Gato, que cobró notoriedad nacional. Acompañado por el reconocimiento público y extensa cobertura regional, el Hombre Gato comienza a transitar su conversión a leyenda urbana. Aparecen supuestos ataques de imitadores que quieren replicar y perfeccionar sus prácticas. Se habla de robos, asaltos a niños, asesinatos en donde los cadáveres tienen arañazos en los cuellos, secuestros y hasta de una banda internacional de al menos 20 hombres que serían los responsables de darle entidad a tal siniestra figura.
Para febrero de 1985 corre el rumor de que El Hombre Gato fue asesinado de un balazo. Las noticias relacionadas a su existencia comienzan a diluirse y nuestro sombrío personaje completa su transición al mito bajo el cual toda una generación aún lo recuerda. ¿El Hombre Gato sigue vivo? ¿Transita aún las calles platenses?
Se desarrolla un trabajo iterativo en la conformación estética del personaje. ¿Cómo es un Hombre Gato? ¿Es humano? ¿Es hombre lobo? ¿Cuál es su entorno? ¿Se esconde en el bosque cuando no vaga por las ciudades? Recorrer y atravesar las historia nos ayudó a informar el diseño de la figura que da entidad al mito y que por consiguiente es una dialéctica entre ausencia y presencia a lo largo de la experiencia interactiva.
La colorización del espacio nos establece un tono inmediato al ingresar a la sala mediante proyectores.
Nos ayuda a responder acciones del usuario y acompañar el clima de la experiencia.
El tótem brinda un tipo de experiencia distinta a medida que se avanza. No todos los gatos son suaves.
¿Cómo le decimos al usuario que está avanzando? Cada instancia debe brindar un feedback inconfundible.
Tocar el tótem tiene que conectarnos a la instancia de la experiencia que estamos transitando, y dicha acción debe tener una clara referencia perceptual con el personaje trabajado.
Cuando entrás a la sala de exposición ya estás en el mundo de El Hombre Gato. Todo tiene que atraparte. Las luces, las proyecciones, aquellos sonidos que creés que estás segurx de entender, pero no podés descifrar aún. ¿Fue eso un gato? ¿Hay algo detrás mío?
Cada módulo del tótem contiene actividades interactivas que propician la resolución de la experiencia a modo de juegos que ayudan a resolver el misterio del Hombre Gato. El objetivo tratará la obtención de una cifra que nos permitirá escalar físicamente la estructura mediante escalones físicos para descubrir la resolución del misterio la cual se encuentra por encima de la cabeza del tótem (la cual no se mueve) y que por la altura del tótem el usuario no puede ver estando parado frente a este. Los escalones físicos son mecánicos y se destraban de la estructura (revelándose ante el usuario y acompañados por sonoridad) a medida que resuelve instancias del juego/experiencia.
Las cifras que obtiene el usuario las completará en la mecánica del tótem utilizando los separadores rotatorios, los cuales poseen un control numérico. Es decir, en cada separador encontramos números del 1 al 9. Al rotar el separador podemos elegir qué número queda “activo” (cada número activo se referencia luminosamente con LEDs en su interior). Las áreas del tótem que no contienen elementos interactivos o relevantes para la experiencia están cubiertas de una felpa negra coincidiendo con el aspecto del hombre gato.
En el espacio recorrible de Mozilla Hubs vas a poder visitar la experiencia como si estuvieses dentro de la sala. Hacé clic en el botón debajo para entrar. No requerís registrarte y es compatible con cualquier navegador web.
Pronto lo sabrás.